Invasión, deforestación, tala, en un Santuario Histórico Nacional
Los daños realizados son los siguientes, desde 2000 a la fecha: 235 Hectáreas depredadas en Palería; y 1,700 Hectáreas depredadas en Poma. Esto es mucho, si tenemos en cuenta que el Santuario tiene en total 5,887.38 Hás. Pero no es único daño realizado. En realidad es sólo parte del proceso de desaparición del bosque seco en el norte del Perú, que en alguna medida es testimoniado por José Maeda Ascencio, quien nos informa en un estudio reciente, que en los últimos veinte años van desapareciendo los siguientes bosques batangrandinos: Pomac (en casi 4000 Has.), La Merced (500 Has.), Las Salinas (unas 2000 Has.), El Verde (1000 Has.), Santa Clara (1069 Has.), Jotoro (1300 Has.), Jayanquillo (500 Has.), La Calera (1200 Has.), Lazareto (100 Has.), Medio Mundo (400 Has.), bosques de Pativilca y Tres Puentes (500 Has.). Es decir, atestigua la tala de casi 13000 Has. de bosques y de docenas de “milenarios” algarrobos y zapotes.
Pero no sólo deforestan, sino que además se está cambiando el uso, de forestal, a agrícola, llegándose inclusive a instalar alrededor de 60 pozos tubulares en el bosque de Poma.
Son alrededor de 200 a 300 familias, que han entrado adquiriendo tierras en forma ilegal, pagando a supuestos estafadores un promedio de S/.3000 por Hectárea. Lo cual indica que no se trata precisamente de personas pobres, sino de inmigrantes que han aprovechado la debilidad de nuestros sistema institucional, especialmente por el lado de los operadores de la defensa de aquellos “intereses difusos” tan importantes como el medio ambiente y nuestra cultura (jueces, policías, autoridades civiles) para ocupar ilegalmente, siguiendo una tendencia que se ha dado desde hace dos décadas, como demuestran los informes de Inrena, los bosques secos, particularmente este relicto arqueológico-ecológico-cultural tan importante como es Pomac.
Pero no sólo deforestan, sino que además se está cambiando el uso, de forestal, a agrícola, llegándose inclusive a instalar alrededor de 60 pozos tubulares en el bosque de Poma.
Son alrededor de 200 a 300 familias, que han entrado adquiriendo tierras en forma ilegal, pagando a supuestos estafadores un promedio de S/.3000 por Hectárea. Lo cual indica que no se trata precisamente de personas pobres, sino de inmigrantes que han aprovechado la debilidad de nuestros sistema institucional, especialmente por el lado de los operadores de la defensa de aquellos “intereses difusos” tan importantes como el medio ambiente y nuestra cultura (jueces, policías, autoridades civiles) para ocupar ilegalmente, siguiendo una tendencia que se ha dado desde hace dos décadas, como demuestran los informes de Inrena, los bosques secos, particularmente este relicto arqueológico-ecológico-cultural tan importante como es Pomac.
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